Paradigma de calidad de vida

Desde el punto de vista educativo, ello significa que no basta con aceptar los problemas de estas personas como algo a lo que hay que dar una respuesta institucional (ya sea la educación especial o la integración), sino que la misma institución debe transformarse para dar cabida a todos respetando su diversidad y derechos fundamentales (escuela inclusiva).

[4]​ Por tanto, no se trata de llevar a cabo un traslado de unas «instalaciones especializadas» a unas «normales» o «normalizadas» —como pretenden a menudo determinadas políticas educativas, pensando que eso garantiza la inclusión—, sino de realizar las modificaciones sustanciales en la institución escolar para que este contexto atienda a las necesidades educativas especiales de estos niños.

Poco a poco, se va pasando de un enfoque asistencialista a la conciencia de que las limitaciones con las que se encuentran estas personas tienen un fuerte carácter «contextual» o «ecológico».

[1]​ Este enfoque está teniendo una clara repercusión en el ámbito de la educación.

Si la escuela debe dar una respuesta educativa a todo el alumnado, no basta con crear políticas parciales para los alumnos con necesidades educativas especiales, sino que la respuesta debe ser global e inclusiva.