Paraíso es tu memoria es la primera novela escrita por Rafael Tovar y de Teresa.
A su regreso, la familia De la Llave tiene su riqueza mermada, pero sus costumbres incólumes y sus recuerdos intactos.
Consuelo, quien tras dos desgracias personales decidió no ser consuelo de nadie y hacerse llamar Chelín, es la compleja y tormentosa mujer que logra colocar al predecible y obsesivo Justo frente al primer gran dilema de su vida: el matrimonio ¿Tendrá que casarse?
Santiago, tropieza con su vocación y el primer gran amor de su vida: Inés, quien años más tarde será la destinataria de una carta en la que a Santiago le corresponderá enfrentarse a sus propios conceptos del tiempo, la vida y la memoria.
La ternura, la pasión, las pequeñas mezquindades cotidianas y la generosidad, aunadas a la adversidad y el desencanto, se proyectan en una memoria a la vez lúcida y enajenada, pero fiel a su esencia más íntima: la de una familia en la que todos se han distinguido siempre por su fina percepción musical, y que por ello no sólo vive sus recuerdos: también los escucha, les pone un ritmo y una armonía, los orquesta en contrapunto, los escribe en el pentagrama de sus cinco sentidos.” Fernando del Paso.
A partir de una sección histórica, que sitúa en contexto, la narración se desenvuelve en torno al decadentismo finisecular y sobre todo a los años posteriores al exilio de Porfirio Díaz.
Hombres y mujeres que sin compartir apellido forjan recuerdos: mayordomos, cocineras, choferes, perceptores y una nana que se gana el derecho a ser enterrada en la cripta familiar; personajes de la época como Ninón Sevilla, Nahui Olín, Pedro Infante y el Tigre de Santa Julia; y una serie de objetos que no sólo forman parte de un menaje doméstico, sino que al paso del tiempo dan desahogo económico a la familia De la Llave.
La familia De la Llave acepta con resignación lo que el destino y los acontecimientos políticos del país les depara, sin infiernos ni purgatorios, para ellos el paraíso es su memoria.
Los desafortunados finales de los enamorados de Chelín, Consuelo Pérez Cuervo, otra familia porfiriana de abolengo, y la posibilidad de que ella, la joven encantadora que se convirtió en circunspecta y misteriosa dama, logre sacar de su soltería a Justo, quien tampoco se resigna a modificar sus hábitos, pues habíase criado con su nana Edelmira, a quien siempre recuerda mucho más que a su madre y el pensar en tal compromiso no es su destino final, aunque decide darle ese giro a su soltería.
Pese a sus cuatro matrimonios, de los cuales uno a uno va describiendo el autor para dar cuenta del por qué al final de cuenta seguía viviendo sólo.
Sus evocaciones sobre los tiempos mejores le acompañaban siempre, de aquellos días y los últimos momentos del general Díaz en París.
(Gloria Tirado)[3] La historia se desarrolla en el último periodo porfirista[4] a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con el comienzo de los movimientos que desembocarían en la Revolución Mexicana.