Es tradición que estos panecillos elaborados en la tahona se envíen a las autoridades civiles y eclesiásticas.
La tosquedad del pan y su capacidad de conservación durante meses, recordaba a las largas estancias en el desierto.
Se estampa con un molde una especie de cruz que le da a los panecillos una forma característica.
La iconografía lo refleja, representando con frecuencia a Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia que vino a ser el emblema como era conocido y que se encontraba por regla general representada en la túnica.
Es frecuente encontrarse que los panecillos no tengan ningún glaseado, pero se han popularizado versiones con diferentes sabores.