Es una obra del siglo XVI de Jacopo Sansovino, profundamente modificada en el XVIII por Giannantonio Selva.
Quien comandó el proyecto fue el Podestá de Verona, don Juan Delfín.
Para la construcción, iniciada en 1536, se gastaron treinta mil ducados, cifra muy elevada en la época, en un edificio ideado según los criterios de la nueva arquitectura renacentista, pues era necesario dar impronta de absoluta majestuosidad y modernidad.
A partir de 1801, el palacio Delfín se convirtió en la residencia de la familia Manin, a la cual pertenecía el dogo Ludovico Manin, por voluntad del cual el palacio sufrió importantes modificaciones y reconstrucciones internas.
El palacio tiene un patio, modificado en varias ocasiones, con una escalera que conducía otrora a los pisos superiores.