El actual palacio, iniciado en el siglo XIV, se levanta sobre el solar del castillo que existía en el lugar desde el siglo XII y forma un conjunto con la iglesia de San Miguel, a la que se encuentra adosado.
El acceso al patio se realiza a través de corredor desde la entrada.
Lo habitual en este tipo de palacios es que en la planta baja se establezcan las estancias de servicio, como cuadras, cocinas, almacenes, etc.
Este modelo ha venido manteniéndose invariable en todos los inmuebles aragoneses desde esa época.
En la planta baja, existe una estancia donde se conservan restos de columnillas y arquerías con motivos del gótico tardío.