La fachada posterior da a un espacio abierto para huerta y jardín.El interior se articula en dependencias intercomunicadas en torno a un patio central con un corredor sustentado por columnas calizas y capiteles tallados.Durante la guerra civil se emplearon sus galerías subterráneas y sótanos como refugio[1].[2] La estancia más valiosa del Palacio de la Cotilla es el salón del té, una sala principal, con luces a la fachada principal, dotada de un pequeño escenario flanqueado por dos columnas laterales que albergaban el espacio idóneo para representaciones teatrales y conciertos musicales, actividades propias para el entretenimiento de la nobleza de finales del siglo XIX.El salón estaba planteado con un programa decorativo que alternaba muebles de estilo versallesco con elementos orientales.
Detalle del papel que adorna las paredes del salón chino