En el lugar en el que se alzaba apenan quedan restos de sus cimientos, pero el Museo Británico alberga algunos elementos.
La construcción del palacio llevó nueve años, costando al menos 24.000 libras esterlinas (una cifra astronómica para entonces) debido a su rica ornamentación.
Sólo perviven tres imágenes contemporáneas del palacio, las cuales no revelan demasiado acerca de su diseño o sus detalles.
La planta del palacio era bastante sencilla, con patios interiores y exteriores, cada uno de ellos con un pórtico fortificado.
En 1556, la reina María I lo vendió al duodécimo Conde de Arundel.