El inmueble exento de tres plantas rematado por una balaustrada, se ubicaba en el centro y estaba rodeado de un amplio jardín que contaba con invernaderos o estufas.[4] En 1904 encarga a los arquitectos Juan Bautista Lázaro y Joaquín Saldaña López la construcción de una nueva mansión que estuviera adaptada a su gusto.[5] Describe Pedro Navascués el palacio de Montellano en Un palacio moderno: «Este tenía unos magníficos interiores comenzando por el gran vestíbulo circular del que partía una escalera y dos galerías.Aquel llevaba unos espejos italianos pintados y estos tapices de Gobelinos.[7] Parte del jardín se respetó: dos cedros, dos plátanos y una sófora perviven en su interior.