De marcado carácter defensivo, el palacio tiene planta en forma de L y está reforzado por tres sólidas torres, que le imprimen una gran monumentalidad.
La del extremo, de planta rectangular, manifiesta haber sido ampliada en época moderna para albergar las dependencias nobles.
Y en el siglo XIX se le añadió una galería de estilo popular, elemento tradicional en las casas asturianas.
La sobriedad de líneas del conjunto y casi total desornamentación apenas se atenúan en el patio posterior, que conserva diversos elementos decorativos de carácter renacentista.
Este patio rectangular está rodeado a la altura del primer piso por una galería corrida de madera, que descansa sobre gruesas y toscas columnas de mampostería.