Allí funcionó al principio el Hotel Centenario, y luego la familia Díaz Vélez lo destinó durante varias décadas a edificio de alquiler de departamentos y oficinas.
El edificio es una construcción destacada por sus cinco pisos de gran altura y sus fachadas con vista a dos calles: el frente principal se ubica sobre la Avenida de Mayo y el contrafrente lo hace sobre la angosta calle Rivadavia.
Toda la edificación es típicamente del arte nuevo que comenzó a nacer en Bruselas en 1894, y se extendió a toda Europa antes del estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.
Los locales que dan a la Avenida sobre la planta baja se encuentran recubiertos con granito rojo.
Una claraboya superior formada por un exquisito vitraux rectangular ilumina la escalera de hierro ondulado.