Las pruebas arqueológicas dan fe de representaciones del Nilo en tumbas egipcias en épocas tan tempranas como en el periodo predinástico.El tema vivió un renacimiento en el arte helenístico y romano, cuando las escenas nilóticas supusieron un motivo habitual en los mosaicos.A fines del siglo XIX, la decoración exótica y cuidadosamente estudiada o investigada solía ser dominante en las representaciones de figuras paisajísticas y humanas, ya fueran antiguas o modernas.Las crecidas anuales del Nilo fueran, en Egipto, no solo la fuente para sus cultivos y para su antigua civilización, sino que también los proveyeron de un calendario cíclico.El concepto paisaje nilótico se usa en los estudios egipcios para describir las escenas en pinturas de tumbas en que el muerto está cazando y pescando.[2] Muchas escenas son simétricas, con la imagen del muerto repetida, primero ocupado cazando pájaros y posteriormente arponeando peces.Artísticamente las escenas se caracterizan por la sensación de movimiento y vivacidad que no se ven normalmente en otras obras egipcias, las cuales durante siglos retrataban figuras y criaturas estáticas.[3] Se pone mucha atención en los detalles discernibles en la representación realística de plantas individuales y especies animales.Las composiciones son características del estilo artístico minoico, más irregular e informal.Muchas de las especies animales y vegetales son identificables, confirmando que los artistas no sólo habían prestado atención a los detalles, sino que, muy probablemente también, estaban familiarizados con estas especies, fuera por el examen de una pintura egipcia o, lo que es más probable, mediante el contacto directo con estas criaturas, plantas, y con la cultura egipcia.
Detalle de pez nadando hacia la lanza de Menna
. De la Tumba de Menna, yeso pintado, primera mitad del siglo
XIV
a. C., Tebas.
Detalle de un paisaje nilótico de Thera, representando una escena ribereña con una pantera persiguiendo patos.