El término municipal está cubierto en gran parte por el bosque de su mismo nombre (también asimilado al bosque de Brocelianda de las leyendas artúricas) y sus habitantes se reparten entre el pueblo situado en el centro del bosque a orillas de un lago y las casas dispersas por el bosque.
En 645 San Judicael funda el Priorato de Paimpont, el que luego daría lugar al origen del Monasterio Benedictino de Paimpont en la Brocelianda.
En el siglo XIII se construye la actual abadía, que fue durante mucho tiempo el núcleo de la actividad de Paimpont.
Durante el siglo XIX las forjas de Paimpont adquirieron una gran relevancia, si bien acabaron cerrando progresivamente en la primera mitad del siglo XX.
De estilo gótico (los muros, las aberturas, el baptisterio y la capilla del Santo Sacramento, la bóveda...), el abadengo presenta una decoración interior (púlpito, estatuas, altar, retablos...) de estilo barroco del siglo XVII.