Durante su reinado de la Bretaña, san Judicael procuró en gran manera la concordia entre los bretones y los francos.
[1] En 635, Dagoberto ordenó a Judicael ir al palacio de Clichy para renovar su lealtad.
El rey bretón obedeció y llegó con regalos, pero aparentemente ofendió a Dagoberto al negarse a comer en la mesa real.
Las peregrinaciones y el predicamento se consolidaron en 645, cuando Judicael fundó el priorato de Paimpont, que luego dio lugar al monasterio benedictino.
De acuerdo a los registros litúrgicos, su nombre puede encontrarse escrito en diversos idiomas como: Iudicael, Judicaël, Judhaël, Judhael, Judhel, Juhel, Jézéquel, Jezekel, Jezekael, Jekel, Jezekelig, Jikael, Jikel, Gicquel, Giquel, Gaël y Gaëlle.