Su imagen es utilizada como símbolo nacional, mostrándose en monumentos, monedas, billetes, sellos, carteles, etc.
El respeto y veneración que adquiere tal figura, especialmente cuando esa consideración se alcanza en vida y durante su mandato, puede terminar convirtiéndose en el denominado culto a la personalidad, una especie de religión laica.
Con Nerva, el título se le confirió inmediatamente, como prueba de especial estima.
[3] El título figuraba en las monedas imperiales y las inscripciones monumentales con la abreviatura P P. En la Edad Contemporánea, la expresión "padres de la patria" se identificó con la condición de los parlamentarios, no como título oficial, sino a efectos retóricos en cuanto "tutores" o padres putativos del pueblo ("hijo" o "pupilo").
[4] En algunos países, como Perú o Guatemala, el término sirve para denominar a los parlamentarios.