Pablo Gúrpide Beope

[3]​ En 1950 fue presentado por el gobierno español del general Franco para la sede vacante de Sigüenza, y nombrado por Pío XII al año siguiente.

En calidad de obispo de Bilbao tomó parte en el Concilio Vaticano II, sin que destacara por sus intervenciones.

La finalización del concilio coincidió con una época de graves conflictos sociales, políticos y ecelsiales en País Vasco, y muy especialmente en Vizcaya.

[4]​[5]​ El enfrentamiento del obispo Gúrpide con los sectores del clero más contestario contra el franquismo llevó a una ruptura completa.

Con motivo de la Pascua de 1967, la pastoral que publicó, junto mensajes evangélicos, incluyó el siguiente comentario:[6]​ …los insultos y las críticas apasionadas y sacrílegas contra mi persona, de unas hojas que, periódicamente llegan a los sacerdotes… me resisto a creer que haya malos sacerdotes que las escriban y no quiero pensar que pudieran ser los mismos labios que pronuncian las palabras de la consagración los que dictan semejantes monstruosidades.