Ambos edificios recaían hacia el patio de honor y estaban conectados entre sí por la verja real.
Vistas desde el centro del patio, las dos alas resultaban asimétricas, hecho que producía un efecto antiestético[3] Para regularizar el conjunto, Napoleón I proyectó construir una fachada en piedra blanca para el alzado frontal del pabellón.
[4] Ordenó un estudio a Alejandro Dufour, en quien Luis XVIII confió la tarea de realizarlo siguiendo los proyectos indicados por el emperador.
[5] Sin embargo, el pabellón Dufour nunca se terminó en su parte posterior, a pesar de que fue esbozada.
El resto de los servicios se han trasladado al edificio del Grand Commun.