Su madre sufrió una parálisis después de darle a luz.
Durante sus últimos siete años de vida fue atendido por una institutriz inglesa, María Barnes.
A pesar de su corta edad, viajó junto con su familia a París en el verano de 1853; y a Suiza y el norte de Italia, en el otoño del año 1858, durante tres meses.
Tuvo una gran afición a la poesía, llegando a recitar algunos versos de Goethe al visitar el nacimiento del río Rin, y de Bürger, en el valle de este río.
Según su deseo fue enterrado en el jardín del palacio de Monrepos en Neuwied.