Sus interpretaciones ofrecieron tempi generalmente rápidos, acentos fuertes y claridad en las partes internas.
La música se tornaba absolutamente flexible cuando era necesario, dirigida por una batuta de gran precisión.
Pero la oscuridad que rodea actualmente la figura de Kabasta se puede atribuir, más correctamente, a la tragedia del Nacionalsocialismo.
Antiguos miembros del partido, como Karajan, fueron autorizados para continuar con sus carreras después de la guerra.
Pero cuando las fuerzas Aliadas de ocupación prohibieron a Kabasta retornar al podio, este decidió suicidarse.