[2] En Rusia y Siberia, los cachorros fueron capturados durante siglos para ser utilizados como osos bailarines que acompañaban a los músicos de taberna (skomoroji), como se describe en Viajes de Adam Olearius.
[3] Los osos bailarines se extendieron por toda Europa desde la Edad Media hasta el siglo XIX.
Aún siguen presentes en las calles de España y en Europa del Este.
[5][6] Viajar con un oso fue muy popular en Francia a finales del siglo XIX, entre 1870 y 1914.
Entre ellos, 200 viajaron a Norteamérica llegando a los puertos de Nueva York, Quebec, Montreal y Halifax desde los puertos de Liverpool, Glasgow y Belfast.