Los primeros esbozos investigativos referidos a la tecnología de emulsiones los lideraron los químicos venezolanos William Parra Escalona e Ignacio Layrisse desde los años 1978-84.
Los hidrocarburos de la faja del Orinoco, en estado natural, tienen una altísima densidad, de entre ocho (8) y diez (10) grados API a temperatura ambiente y por ello es inconveniente para usarse directamente como combustible.
El resultado era una emulsión combustible fósil no convencional altamente energética que se comportaba de manera similar a la gasolina, con la ventaja adicional de que no era explosiva.
Como combustible para la generación de electricidad, Orimulsión poseía ciertas propiedades que la hacían muy ventajosa con respecto a otros combustibles fósiles: La explotación del hidrocarburo primario, así como la producción, manejo de Orimulsión y la construcción de las instalaciones físicas necesarias para dichas actividades, fueron realizadas por las antiguas filiales operadoras de PDVSA Corpoven y Lagoven para BITOR, empresa que llevaba a cabo directamente la comercialización del combustible.
Esta Asociación se reestructuró como empresa mixta dentro del marco establecido por la nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos para producir mezclas de los crudos extrapesados con crudos más livianos y, en cuanto estén disponibles las capacidades correspondientes, para mejorarlos.