En la placa reservada para las tres primeras clases figuraba el águila rodeada por piedras verdes y rojas en un medallón al centro.
A diferencia de las órdenes austriacas que Maximiliano había llegado a conocer en su juventud en Viena, no se proporcionó un hábito de la orden.
El número de concesionarios era limitado para los mexicanos, pero en todos sus grados ilimitados en el extranjero, reservado el collar para los monarcas reinantes.
Llevaban cinta con la insignia alrededor del cuello y la placa en el pecho derecho.
Después de la ejecución del emperador Maximiliano y el triunfo del régimen de Juárez las condecoraciones imperiales, al igual que muchos decretos del emperador, se abolieron, sin embargo algunas personas premiadas con estás siguieron portándolas como muestra de lealtad hasta su muerte.