Fue destinado como coadjuntor a Funes y ejerció de ecónomo en Otano, Yárnoz, Artozqui y Ollo.
Falleció en Roncesvalles, el 10 de noviembre de 1942 y dos días después fue trasladado a Pamplona donde está enterrado.
Promovió las obras de restauración de la iglesia abacial y la comunidad cisterciense, en su recuerdo, colocó en el claustro una lápida en memoria.
Por ejemplo, en la Colegiata de Santa María de Roncesvalles donde a mediados del siglo XX, más concretamente, «entre 1939 y 1944, conforme a los criterios de Onofre Larumbe y del arquitecto Francisco Garraus» fue objeto de una «intensa reconstrucción» cuyo resultado se observa en el estado actual.
[3] Al respecto, unos meses más tarde, escribía en la revista Príncipe de Viana el arquitecto Leopoldo Torres Balbas: Además de artículos, publicó algunos libros como: