En 350 a. C., Filipo ya había logrado tomar treinta y dos ciudadas de la Liga.
Al año siguiente Olinto envió sucesivas delegaciones a Atenas, solicitando desesperadamente su ayuda militar, pero los atenienses no mostraban una verdadera intención de embarcarse en una operación militar tan lejos de su ciudad.
[1] Reclamó dos expediciones diferentes: una fuerza militar que fuera enviada a rescatar Olinto, y una segunda fuerza tanto militar como naval, que atacase el territorio de Filipo.
Cuando decidieron poner en práctica alguna de sus sugerencias había pasado el momento adecuado, y las tropas no estaban bien preparadas.
Las tres Olínticas demuestran el espíritu apasionado del político ateniense y su ferviente deseo de motivar a sus paisanos.