En 1608 salió en busca de una flota de piratas berberiscos que había secuestrado al hijo del virrey, capturando varias naves, pero aparentemente no logrando hallar al cautivo.
A su retorno se celebró un desfile en Palermo en su honor, en el que figuraron los 1200 galeotes cristianos liberados y 600 turcos apresados.
[4] La corona de su carrera, sin embargo, se la llevaría en 1616 en el llamado Bombardeo de Constanopla, cuando disfrazó una flota hispánica como naves turcas y se infiltró en la propia capital otomana para bombardearla a modo desafío.
Regresó habiendo hecho estragos en los mercantes egipcios y obtenido diez grandes botines en oro.
Ese mismo año saqueó el puerte tunecino de La Goleta y añadió otro almirante derrotado a su lista, esta vez el bajá de Saloní, que pagó un cuantioso rescate.
Por esta época Aragón fungía además como el mentor de Juan, el hijo del duque, debido a sus amplios conocimientos en los dos grandes valores hispánicos de las armas y la pluma.