Esto levantó un gran interés e hizo que se pidiera al superior de la orden, Juan Vidal, la continuación de esos estudios.La propia Santa Sede impulsó directamente el proyecto, financiándolo en parte y desplazando a Faura a la propia Roma para que se formase junto al importante astrónomo y también jesuita Angelo Secchi.[3] En 1884 España reconoció como el organismo oficial en estas materias en Filipinas, que a partir de entonces se enriquecieron con las observaciones astrológicas y sismográficas.De hecho, esta institución sería el primer verdadero servicio meteorológico que hubo en Asia.Durante la Segunda Guerra Mundial se produjo un parón en la labor del observatorio, que además perdió gran parte de su valiosísima información y su gran y valioso telescopio durante la batalla de Manila.