El oba Ovonramwen Nogbaisi (1888-1914) fue exiliado a Calabar aunque conservó una fuerte influencia sobre la población de Edo como una naturaleza semi-divina.
A partir del Oba Ewuare su poder se convierte en absoluto y el título en hereditario.
Las representaciones pictóricas fueron asociadas con elementos simbólicos al servicio del poder.
El poder de los ricos funcionarios y señores de la guerra aumentó significativamente, mientras que el oba poco a poco se vio relegado a un papel sólo espiritual y no político.
El poder estaba organizado por un complejo sistema de valores transmisibles y títulos adquiridos por sucesión.
Los muros estaban decorados con placas de bronce y latón labrado.
Este palacio albergó la residencia principal del oba, y las áreas de recepción.
También se encontraban en él los altares dedicados a los antepasados y objetos rituales preciosos.