Durante la persecución generalizada bajo el emperador Decio, el papa Fabián fue martirizado en enero de 250.
Pero la elección fue repudiado por parte del clero que nombró a Novaciano como papa, aclamado por su ortodoxia teológica.
La Iglesia Novaciano continuó durante varios siglos y participó en el Concilio de Nicea, invitada por Constantino.
Resume la doctrina de todos los anteriores, pero la originalidad reside en la precisión y amplitud en el tratamiento del tema: combate el monarquianismo.
Se ciñe mucho a la Escritura con citas abundantes y apropiadas, Incurre en el Subordinacionismo.
Su cisma será muy rigorista (sus seguidores serán llamados cátaros ("puros"), término que reaparecerá en la Edad Media).