Según lo que dijo a sus compañeros de prisión, sirvió en el ejército ruso durante la Primera Guerra Chechena como miembro de las unidades especiales.
Buscado por la policía serbia por robo y violencia sexual, en 2006 se mudó a Italia.
La familia que permanecía en Serbia y con quienes se mantuvo en contacto no colaboraron en la investigación.
A pesar del uso de 150 hombres por turno, pertenecientes a equipos especiales equipados con gafas de visión nocturna por infrarrojos y visores térmicos y perros rastreadores, el asesino no es capturado.
Probablemente, su fuga se vio favorecida por la ayuda de sus amigos y antiguos cómplices.
Actualmente, se encuentra cumpliendo condena en España sin posibilidad de libertad bajo fianza.