Mientras los primeros buscan el modo de corregir los problemas urbanos tal como han sido recibidos por el nuevo Estado, los desurbanistas consideran irrecuperable la ciudad heredada.
Esta contienda adquiere tintes cada vez más teóricos, situando las formas por delante de las estructuras.
Miliutin analiza la nueva situación y los requisitos de la futura construcción soviética.
Consciente del caos que supone la ciudad actual propone un nuevo esquema de ciudad soviética -Sotsgórod[2]-, en la que desaparezca el barrio -expresión del sistema de clases-, adoptando una ordenación lineal en bandas paralelas.
El esquema nace así con una gran rigidez, haciéndose difícil su adaptación a un lugar determinado.