La gente ya ha comenzado a llegar a la plaza de toros, el Chato (interpretado también por Cantinflas) se encuentra entre la multitud vendiendo puros a los asistentes del evento, entre una cosa y otra el Chato crea conflicto con la policía y con otros vendedores, se las arregla para salir ileso y se dirige a la cantina donde trabaja su novia Lupita, le menciona al dueño de la cantina que no ha vendido aún nada, el dueño le dice a algunos de sus comensales que eso se debe a que el Chato es un holgazán, el Charifas, un amigo suyo le dice que la realidad es que al Chato no se le han dado las oportunidades que necesita para triunfar en la vida, pues él sueña con ser un gran torero.
Manolete se acerca a las gradas donde se encuentra sentada Anita, a quien le ofrece su capote para adornar su asiento, Doña Remedios le asegura que lo ha hecho no por su amistad con Don Pancho, sino porque él gusta de ella.
Mientras, Frank no entiende lo que ocurre en el ruedo, pues viene de Estados Unidos y por lo tanto pasa alguna vergüenza.
El Chato le explica lo ocurrido y por ser perseguido por Lupita, sale con dirección a entregar la cartera.
En la cantina, Lupita también ve la foto del Chato con Anita, así que toma camino hacia Pedregal.
Al final termina la corrida de toros y el Chato sale invicto, al salir del ruedo, va en búsqueda de Lupita, quien llora ya que creía que el Chato moriría por alguna embestida del toro.
[1] En esta película, en las escenas de toreo, Cantinflas es doblado por un actor, pero años después, tras ser invitado a torear y tomar experiencia, aprendió habilidades de tauromaquia, lo cual fue demostrado en las películas La vuelta al mundo en ochenta días y El padrecito.