Sus primeros años en la industria cinematográfica, transcurrieron con pequeños papeles que no permitían el total lucimiento de su capacidad actoral en films como: Los de abajo (1940), El charro negro (1940), Ni sangre ni arena (1941), Cuando los hijos se van (1941), ¡Ay Jalisco, no te rajes!
(1941), Los tres mosqueteros (1942), Mexicanos al grito de guerra (1943), en donde interpretó muy bien a Benito Juárez y Doña Bárbara (1943) , en estos trabajó con figuras como María Félix, Raúl de Anda, Esther Fernández, Fernando Soler, Víctor Manuel Mendoza y Gloria Marin, por citar algunos.
En 1944 Emilio "El Indio" Fernández con quien ya había trabajó en sus dos primeros proyectos como director: La isla de la pasión y Soy puro mexicano, las dos de 1942 le da un papel en la cinta ganadora en el Festival de Cannes: María Candelaria, con Pedro Armendáriz y Dolores del Río, en esta se convierte en el villano que les hacía la vida imposible a los protagonistas, siendo quizá este el primer papel por el que se hace odiar masivamente.
Poco después Luis Buñuel lo contrata para la encarnación de su personaje más memorable, el resentido y libidinoso ciego “Don Carmelo”, en la mítica cinta Los olvidados (1950), declarada memoria del mundo por la UNESCO y ganadora del prestigiado festival de Cannes.
A varios años del fallecimiento del actor su presencia sigue vigente gracias a sus estupendas caracterizaciones, su legado actoral continua con sus sobrinos-nietos, Rafael Inclán, nieto de su hermana Lupe, Raúl Padilla “Chóforo”, hijo de Lili Inclán y del actor Raúl “Chato” Padilla, Alfonso Obregón y Alfonso Zayas,[2] sin que estos hayan podido alcanzar la altura histriónica de su tío, que en vida no recibió ningún premio, ni siquiera una nominación, pese a sus estupendos trabajos en Nosotros los pobres, Los olvidados o Salón México, películas que lo inmortalizaron.