De ahí le viene su nombre popular y artístico, desde que en sus primeros tiempos el periodista Galerín al escribir un artículo sobre ella tras haberla escuchado cantar, y no saber su nombre real la llamó la Niña de la Alfalfa.
Con 15 años padeció una grave enfermedad en la laringe que casi le cuesta la pérdida de la voz.
Su curación inesperada siempre pensó que era una gracia especial de la Virgen de la Estrella, a la que tenía especial devoción.
En esa ocasión el rey Alfonso XIII que presidía el paso de la virgen quedó tan prendado de su actuación que al acabar solicitó que le fuera presentada la intérprete.
Por su parte, el monarca firmó un valioso documento por el que quedaba proclamada como "Reina de la Saeta".