Como todo flamente gobierno, comenzó un reordenamiento del personal destinado a obtener un funcionamiento estatal acorde con los objetivos de su política.
Sus primeras medidas fueron disolver todas las municipalidades controladas por los conservadores y el sector antipersonalista, reemplazó sus intendentes por funcionarios adeptos, intervino comisarías, concejos escolares y disolvió los concejos deliberantes que le resultaban discolos.
Los conflictos alcanzaron el mundo rural con una fuerte movilización de los chacareros y pequeños ganaderos.
Evidentemente, parecía que el Crovetto continuaría en la senda de su antecesor, Valentín Vergara.
Por ello sería acusado tras la revolución del 30 por desfalcó y apropiarse de fondos públicos.