Jugaba como infielder, principalmente tercera y primera base, además de que muchas veces fue requerido como bateador designado, llegó a jugar prácticamente todas las posiciones en el diamante: cácher, segunda base, short stop, jardinero izquierdo y derecho.
Su desempeño fue pieza fundamental en la obtención del campeonato de la liga en esa temporada.
En el quinto juego de la serie final en contra de Dos Laredos, Barrera conectó un cuadrangular con la casa llena (jugada también conocida como grand slam), lo que le dio el título al México.
Para 1992 Barrera fue adquirido por el equipo de su estado natal, los Piratas de Campeche, equipo en el que estuvo por tres temporadas en los que mantuvo sus buenos números.
Para 1995 regresó por una temporada con los Diablos Rojos y al año siguiente pasó a los Guerreros de Oaxaca equipo que debutaba en la liga y que contaba estrechas relaciones con los Diablos Rojos.
Esa campaña (2002) los Diablos Rojos vencieron en la serie final a los Tigres y el título fue dedicado en honor al Almirante Nelson Barrera.