El visitante es atraído por el valor histórico, estético y biográfico que el conjunto patrimonial del lugar contiene, tanto material (sus obras arquitectónicas y escultóricas) como inmaterial (aspectos historiográficos, antropológicos, prácticas funerarias) así como por las personalidades que allí yacen.
[12] No necesariamente forma parte del turismo urbano, ya que son frecuentes los recorridos en cementeros ubicados en espacios naturales o rurales.
Los cementerios forman parte del patrimonio cultural de una población, por lo que estos museos al aire libre son un gran atractivo para visitar, ya que reflejan las vicisitudes históricas y culturales de una sociedad, las distintas tendencias artísticas y arquitectónicas, los usos y costumbres relacionadas con la muerte, sus valorizaciones, devociones, creencias, las diferentes ideologías y cultos, etc.[13][14] Sin embargo, todavía existe una parte de la población que muestra rechazo a visitar turísticamente cementerios o que estos puedan ser atracciones turísticas, en razón de la perpetuación de tabúes y supersticiones relacionadas con la muerte.
Dentro del necroturismo se encuentran ciertas variantes, las que están especializadas en relación con sus grupos de interés.
[2] Entre los distintos focos de atención en que puede centrarse el necroturismo, están representados: Cada cementerio diseña distintos recorridos para que el visitante pueda conocer el patrimonio amparado, con paradas o estaciones en los puntos más destacados.