[1] Desempeñó un papel destacado en las guerras contra los turgueses, aunque no pudo aplastar la rebelión de al-Jariz ibn Suraich cuando estalló.A Nasr le concedieron un pueblo de la región como premio por sus servicios en la campaña.Sus huestes, reforzadas por un contingente del vasallo principado heftalita de Chaghaniyan, vencieron a los yemeníes en Baruqan.[4][5][6] Esto originó resentimiento hacia su persona entre los yemeníes, en especial entre los asentados en los alrededores de Balj; en consecuencia, durante el gobierno del yemení Asad ibn Abdallah al-Qasri, tanto Nar como otros notables mudaríes cayeron en desgracia y sufrieron vejaciones.Era, por tanto, aceptable para los abundantes mudaríes del ejército jorasaní, más numerosos que los yemeníes.Marwan II obtuvo el trono en diciembre del 744 y lo confirmó en su puesto de gobernador.[25] Sus principales logros fueron la reforma del sistema tributario y el restablecimiento de la autoridad omeya en la Transoxiana.Tradicionalmente se ha creído que la reforma favoreció el sometimiento de la población en general y de los notables al gobierno,[26][29] pero algunos historiadores modernos afirman por el contrario que no redujo significativamente la hostilidad a la autoridad omeya.[30] Nasr también devolvió la capital provincial de Balj, donde la había fijado Asad, a Merv.[26][32] Seguidamente emprendió una expedición contra al-Shash, con el objetivo de recobrar todas las tierras que antaño había conquistado Qutayba ibn Muslim y frenar las correrías del rebelde Ibn Suraich, que se había refugiado en la ciudad.Nasr también abordó dos expediciones contra Ferganá, en las cuales taló la región e hizo abundantes cautivos.Parece, sin embargo, que la reconquista musulmana no sometió el territorio más allá de los alrededores de Samarcanda, y que los principados más alejados se limitaban a pagar ocasionalmente algún tributo.[36] La realidad era otra: existían tensiones y recelos entre los soldados árabes jorasaníes (muqatila) y los veinte mil levantinos llegados a la provincia para reforzarla tras el descalabro en la batalla del Desfiladero del 731.[36] Estos se sumaban al antagonismo tribal, que no cesó: los yemeníes seguían opuestos a Nasr y la hostilidad al régimen levantino de los omeyas era amplia, avivada por las injusticias tributarias.A pesar de que Nasr intentó remediar la situación, era ya demasiado tarde.[37] Además, Jorasán era un centro importante de los primeros chiitas, en especial de los hashimiya, una secta kaysanita que se había extendido en la provincia y a la que se habían unido singularmente los maulas.Esto minó la posición de Nasr, al que los yemeníes esperaban poder sustituir por su caudillo regional, Yuday al-Kirmani.Se firmó una inestable tregua, pero las negociaciones que la siguieron fracasaron; cuando Yazid confirmó a Nasr como gobernador, al-Kirmani y los yemeníes —en realidad, entre los partidarios de al-Kirmani no solo estaban estos, sino también otras tribus, la mayoría de los sirios e incluso algunos mudaríes, pero las fuentes los designan en conjunto como yamaniyya— volvieron a tomar las armas.Los habitantes de Merv recibieron alborozados a Ibn Suraich en julio del 745.Este rechazó la propuesta de colaboración que le hizo Nasr, marchó al campo y se rebeló también.La lucha cesó únicamente cuando llegó la noticia del alzamiento hashimí de Abu Muslim.Llegaron entonces los ansiados refuerzos enviados por el califa, pero su general y Nasr no se coordinaron, por lo que Qahtaba pudo batir separadamente al ejército califal en Rayy y matar a su jefe.