[1] Desempeñó un papel destacado en las guerras contra los turgueses, aunque no pudo aplastar la rebelión de al-Jariz ibn Suraich cuando estalló.
A Nasr le concedieron un pueblo de la región como premio por sus servicios en la campaña.
[3] En el 724, Nasr acaudilló un ejército mudarí contra Balj, donde las levantiscas tropas yemeníes se negaban a participar en la expedición contra Ferganá que acabó en el desastroso «Día de la Sed».
Sus huestes, reforzadas por un contingente del vasallo principado heftalita de Chaghaniyan, vencieron a los yemeníes en Baruqan.
[4][5][6] Esto originó resentimiento hacia su persona entre los yemeníes, en especial entre los asentados en los alrededores de Balj; en consecuencia, durante el gobierno del yemení Asad ibn Abdallah al-Qasri, tanto Nar como otros notables mudaríes cayeron en desgracia y sufrieron vejaciones.
Era, por tanto, aceptable para los abundantes mudaríes del ejército jorasaní, más numerosos que los yemeníes.
Marwan II obtuvo el trono en diciembre del 744 y lo confirmó en su puesto de gobernador.
[25] Sus principales logros fueron la reforma del sistema tributario y el restablecimiento de la autoridad omeya en la Transoxiana.
Tradicionalmente se ha creído que la reforma favoreció el sometimiento de la población en general y de los notables al gobierno,[26][29] pero algunos historiadores modernos afirman por el contrario que no redujo significativamente la hostilidad a la autoridad omeya.
[30] Nasr también devolvió la capital provincial de Balj, donde la había fijado Asad, a Merv.
[26][32] Seguidamente emprendió una expedición contra al-Shash, con el objetivo de recobrar todas las tierras que antaño había conquistado Qutayba ibn Muslim y frenar las correrías del rebelde Ibn Suraich, que se había refugiado en la ciudad.
Nasr también abordó dos expediciones contra Ferganá, en las cuales taló la región e hizo abundantes cautivos.
Parece, sin embargo, que la reconquista musulmana no sometió el territorio más allá de los alrededores de Samarcanda, y que los principados más alejados se limitaban a pagar ocasionalmente algún tributo.
[36] Estos se sumaban al antagonismo tribal, que no cesó: los yemeníes seguían opuestos a Nasr y la hostilidad al régimen levantino de los omeyas era amplia, avivada por las injusticias tributarias.
A pesar de que Nasr intentó remediar la situación, era ya demasiado tarde.
[37] Además, Jorasán era un centro importante de los primeros chiitas, en especial de los hashimiya, una secta kaysanita que se había extendido en la provincia y a la que se habían unido singularmente los maulas.
Esto minó la posición de Nasr, al que los yemeníes esperaban poder sustituir por su caudillo regional, Yuday al-Kirmani.
Se firmó una inestable tregua, pero las negociaciones que la siguieron fracasaron; cuando Yazid confirmó a Nasr como gobernador, al-Kirmani y los yemeníes —en realidad, entre los partidarios de al-Kirmani no solo estaban estos, sino también otras tribus, la mayoría de los sirios e incluso algunos mudaríes, pero las fuentes los designan en conjunto como yamaniyya— volvieron a tomar las armas.
Los habitantes de Merv recibieron alborozados a Ibn Suraich en julio del 745.
Este rechazó la propuesta de colaboración que le hizo Nasr, marchó al campo y se rebeló también.
La lucha cesó únicamente cuando llegó la noticia del alzamiento hashimí de Abu Muslim.
Llegaron entonces los ansiados refuerzos enviados por el califa, pero su general y Nasr no se coordinaron, por lo que Qahtaba pudo batir separadamente al ejército califal en Rayy y matar a su jefe.