Jackson, su asistente Elsie Douglas y su equipo judicial se dirigen hacia Europa.
Speer le explica a Gilbert el liderazgo de Göring e insiste en que su control sobre los demás puede no ser beneficioso.
Gilbert le sugiere a Jackson que mantenga al acusado en régimen de aislamiento bajo vigilancia.
En los juzgados, el lado de la acusación se intensifica y la defensa llama a Rudolf Höß, quien casualmente confiesa lo que sucedía en Auschwitz.
Speer es implicado en la esclavitud de trabajadores extranjeros por su compañero Fritz Sauckel y en respuesta acepta su responsabilidad colectiva en los crímenes perpetrados por el régimen Nazi.
En este capítulo, se desarrolla un interés mutuo entre su secretaria Elsie y el fiscal Jackson.