En 1994 se creó la Fundación Balenciaga, cuyo principal proyecto era abrir un museo en la localidad natal del famoso diseñador.
Para ello se eligió el Palacio Aldamar, un edificio del siglo XIX cuyos propietarios habían apoyado al joven Balenciaga.
Anexo al caserón se erigiría un edificio de línea moderna, con el vidrio como principal material.
El museo iba a abrir en un principio en 2003, pero su preparación se vio envuelta por varias irregularidades.
En cualquier caso, la cantidad del repertorio expuesto se reduce a 90 piezas, que irán rotándose para evitar una prolongada incidencia de la luz.