Murero

El relieve del municipio está definido por el encajonado valle del río Jiloca y los terrenos ascendentes que lo definen, extendiéndose desde el altiplano del Campo de Daroca por el este hasta la sierra de Atea al noroeste.

El pueblo se alza a 708 m sobre el nivel del mar.

El interior está todo estucado y pintado; consta de una sola nave sin crucero, con capillas comunicadas entre los contrafuertes, tres a cada lado, la nave tiene cinco tramos y quedan libres de capillas el de los pies sobre el que se sitúa el coro alto sobre madera pero con arco sobre la nave y bóveda de aristas simulada.

La iglesia en su conjunto es obra del siglo XVII, sobre una construcción del siglo XV, de la que sólo queda lo que hoy es la torre.

En la historia de las investigaciones paleontológicas en la localidad, cuatro taxones han recibido su nombre científico en homenaje a Murero:[9]​