La recepción que tuvo de su público, demasiado apegado a su etapa folk con Pedro y Pablo, fue fría.
Pero fue importante para marcar que ya estaban empezando a darse los primeros pasos para realizar la renovación musical en el ambiente argentino.
[2][3][5] Estaban surgiendo también Los Twist, otra banda que definió el género, con mayor inclinación al ska, el reggae y mayor uso del saxofón como instrumento principal, además de letras incluso más incisivas políticamente como "Pensé que se trataba de cieguitos"; Los Twist tenían como voces principales tanto una mujer (Fabiana Cantilo) como un varón (Pipo Cipolatti).
Su álbum La dicha en movimiento es quizás el más representativo de todo lo que es la música divertida.
[2][5] Aparecía otra banda que definiría el género: Virus, banda platense con los hermanos Moura a la cabeza, probablemente los más transgresores, atrevidos, escandalizadores y que buscaron la modernidad; en sus presentaciones Virus también padeció la indiferencia (como Punch) o directamente la agresividad de un público que se había estancado en la cultura hippie y el sonido progresivo,[6] además de ciertas dosis de homofobia (su cantante principal y cara visible, Federico Moura, era gay, algo que generaba rechazo en la Argentina de la época, inclusive entre los roqueros supuestamente más progresistas); Virus se abrió camino a través de letras ácidas, humorísticas, en muchos casos ingeniosas ("Loco coco", un trabalenguas humorístico) y que criticaban la idiosincrasia de la sociedad del país ("Me fascina la parrilla", donde se burlan de la típica arrogancia argentina), y al final evolucionarían a otros sonidos con su álbum con fuerte pulso roquero Agujero interior (1983), pero siempre mantendrían ese espíritu transgresor y vanguardista.
Luego la banda viraría hacia otros sonidos más sofisticados, abandonando la simpleza en las letras y cargándolas de metáforas, lo que les daría un estilo más sutil y refinado con el que ganarían la popularidad en Latinoamérica.
[2][5][6] En contraposición al rock progresivo de la anterior década, la música divertida podía ser pasada en una fiesta o en un baile.
Sin embargo, hubo quienes les disgustó el género, especialmente un sector de la prensa más ideológicamente intransigente.
Las bandas fueron separándose o cambiando su sonido, haciendo que el movimiento desapareciera para mediados de los '80.