En este periodo Sun estableció otro gobierno rival al de Pekín en Cantón, no reconocido internacionalmente.
El Guomindang había obtenido la mayoría de los escaños y así Song Jiaoren fue designado para formar gabinete.
Yuan Shikai disolvió el Parlamento, abolió la Constitución provisional y trató más tarde de convertirse en emperador, sin éxito.
Duan Qirui volvió a encabezar el Gobierno y se convocó de nuevo al Parlamento.
Duan insistió en entrar en guerra, mientras que Li y el Parlamento tenían reservas al respecto.
[1] Duan Qirui aplastó la restauración cinco días más tarde y Li renunció a la presidencia; le sucedió Feng Guozhang.
Los caudillos militares de las cinco provincias más meridionales (Cantón, Guangxi, Yunnan, Guizhou y Sichuan) lo respaldaban.
Apoyaban el nuevo gobierno del sur varias facciones, en inestable coalición contra el norte:[3] Los objetivos de Sun y el parlamento, por un lado, no coincidían con las de los caudillos militares sureños: mientras estos estaban interesados en asegurarse sus territorios y ampliarlos, incluso a cambio de sacrificar al parlamento y aceptar la dominación del norte, Sun y los diputados deseaban recuperar el control del gobierno central o formar un nuevo gobierno que derrotase a los caciques militares del norte para retomarlo.
Hacia finales de 1917 Lu Rongting, Tang Jiyao, Mo Rongxin y otros junto con Tang Shaoyi convocaron una conferencia en la que abogaron por reconocer la presidencia de Feng Guozhang y formar un gobierno unido con el Norte.
Durante 1918 Cheng Biguang se volvió contra la camarilla de Guangxi y fue asesinado.
[3] Al sentirse marginado, Sun Yatsen renunció como generalísimo y se retiró a Shanghái.
Las elecciones de 1918 para elegir un nuevo parlamento en Pekín, sin embargo, no fueron reconocidas por los diputados del sur.
Lu y Cen utilizaron esto como pretexto para tratar la unificación con la camarilla de Zhili.
Para Chen Jiongming la elección inconstitucional de Sun supuso una toma del poder ilegítima.
[9] Sun Yat-sen, Jiang Jieshi (Wade-Giles, Chiang Kai-shek), Chen Ce y sus leales se trasladaron en un barco a Shanghái,[10] abandonando la ciudad en manos del rebelde.
Prácticamente desde el principio el gobierno militar no se basaba en el derecho constitucional y carecía por completo de reconocimiento extranjero.
Apenas podía mantener la unidad interna entre las facciones que lo formaban y su control territorial era escaso.