[1] La reforma de la música litúrgica propugnada por los músicos cecilianistas fue fomentada por el propio papa Pío X, quien en 1903 dio a conocer su motu proprio Tra le sollecitudini en el que recoge los presupuestos de Perosi, a quien conoció cuando el futuro papa era patriarca en Venecia y Perosi director de la Capilla Marciana.
En Alemania llevó en 1868 también a la fundación de la "Asociación de Santa Cecilia" (Allgemeiner Cäcilienverein für die Länder deutscher Sprache) gracias al impulso del teólogo y músico Franz Xaver Witt (1834−1888).
El Breve, además, fija su nombre latino: Associatio sub título Sanctae Caeciliae pro universis Germanicae linguis Terris.
El compositor Hilarión Eslava, tras un viaje por Europa en el que pudo conocer de primera mano el nuevo movimiento cecilianista, comenzó a componer obras sacras en un estilo más sobrio y menos operístico a la italiana.
Con el mismo espíritu, Francisco Asenjo Barbieri defendió en el Congreso Católico Nacional de 1889 que la música religiosa moderna tomara como modelo la pureza de la polifonía del siglo XVI.