[1] Como abstracción personificada Moro apenas aparece en la mitología y siempre en la poesía épica.
A veces μόρος va asociado con otros dos sustantivos, ὄλεθρος («destrucción»)[2][3] y πεπρωμένη («destino»):[4] En la Teogonía se nos dice que el Hado nació de la Noche sin intervención masculina: «Parió la Noche al maldito Moro, a la negra Ker y a Tánato».
[8] En Las suplicantes se le da otra connotación: «nos atraigamos como terrible huésped al muy funesto dios vengador de los crímenes (θεός πανώλεθρος, theós panôlethros) que ni en el Hades deja libre al muerto».
[3] En un fragmento también se lo menciona, como una suerte de predestinación: «Un hombre no muere por las muchas heridas que le atraviesan su pecho, ni por sentarse en la chimenea de su casa escapa más a su destino (πεπρώμενον μόρος, peprômenon móros)».
[4] Junto con Tánatos es asociado como el jinete del caballo pálido en el Apocalipsis.