Otro monumento, el niño dorado de Pye Corner, marca el lugar donde terminó el incendio.
A mediados del siglo XIX se añadieron unos barrotes a la cima del monumento para impedir que la gente saltara al vacío, después de que seis personas se hubieran suicidado entre 1788 y 1842.
La del lado sur describe las acciones que llevó a cabo Carlos II tras el incendio.
La del lado este describe cómo se inició el monumento y quiénes eran los alcaldes.
Se pidió a Wren, como Supervisor General de los trabajos del Rey, que propusiera un diseño.
Fue reabierto en febrero de 2009[4] El monumento está abierto al público, y se puede subir hasta arriba por una estrecha escalera de caracol que está abierta al público y cuesta tres libras para entrar (dos libras para estudiantes).