Pierre —en ese tiempo, la ciudad más grande y la capital de Martinica— con enormes flujos piroclásticos.
Los vulcanólogos han identificado tres fases en la evolución del monte Pelée: inicial, intermedia y moderna.
La siguiente erupción (1929) formó un segundo domo en Étang Sec y vació la caldera derramando los flujos en el valle del río Rivière Blanche.
[4] Sin embargo, al prolongarse el sonido y no cesar de inmediato como lo habría hecho un trueno, la gente comenzó a despertar preocupada.
El comité científico reunido por el gobierno organizó una expedición destinada a estudiar el centro eruptivo.
Liberaban un humo blanco y vomitaban las corrientes de lodo que habían cubierto todo el valle.
Su conclusión afirma: Y, por último, finalizaba diciendo textualmente: Recuérdese que, páginas atrás, el texto comparaba al monte con el Infierno,[4] y era sabido en la isla —desde tiempos de Colón— que los indios caribes llamaban al Pelée "Montaña de Fuego".
Dos días más tarde, la montaña vomitó una gran nube de rocas y cenizas desde la cumbre, originada en el Étang Sec, que no causó daños.
La mitad septentrional de la isla quedó cubierta por cenizas y piedra pómez finamente pulverizada.
El diario local Les Colonies había organizado una excursión para celebrar un pícnic en la montaña, pero la violencia de los episodios obligó a posponer el festejo indefinidamente.
El sábado 3 de mayo se levantó un viento del sur que arrastró las cenizas hacia el norte, aliviando la situación en St.
Los animales, tanto salvajes como domésticos, huyeron: el ingenio Guérin, ubicado a 3 kilómetros al noroeste de St.
Vincent estaba a su vez haciendo erupción en la vecina San Vicente convenció al público aún más de que la presión interna del Pelée se liberaría sin daños.
En menos de un minuto envolvió la ciudad, incendiando instantáneamente todo elemento combustible con el que entraba en contacto.
Luego, durante la siguiente media hora, llovió una mezcla de barro, agua y cenizas.
Nadie sabía lo que había sucedido, las autoridades estaban inoperantes, y se desconocía la situación del gobernador.
Muchos pobladores fueron arrastrados por el mar y se ahogaron, la mayor parte de ellos marineros grandemente quemados[15] que habían sido empujados al agua por la presión del flujo y cuyos cadáveres quedaron flotando a la deriva.
Una mujer que también sobrevivió a la explosión piroclástica, y cuyo único recuerdo era un calor súbito, murió poco después de ser rescatada.
Sin embargo, no se había ido a pique y consiguió alcanzar el muelle segundos antes de la erupción principal, con lo que, desafortunadamente, corrió aún peor suerte, puesto que todos sus elementos combustibles fueron volatilizados por el flujo piroclástico.
Se hundió poco después, y sus restos aún son visibles frente a la costa de St.
Ni un árbol quedaba en pie, solo los ennegrecidos tocones, troncos carbonizados y arrancados del suelo de raíz.
Siguiendo hacia el exterior, existió una segunda zona que sufrió un daño menor a pesar de haberse registrado numerosas víctimas.
Aún más afuera, quedó una franja de terreno en la cual la vegetación fue quemada pero las personas y animales sobrevivieron.
Algunas casas fueron literalmente pulverizadas, y para los sobrevivientes fue imposible identificar los lugares más conocidos de la ciudad.
Cincinnati, apostado en Santo Domingo, y el transporte Potomac, desde San Juan, se dirigieron a la zona de desastre.
El Congreso votó por la afirmativa para enviar 200.000 dólares de inmediato y programó audiencias para determinar cuánto dinero más se necesitaría tan pronto como se conocieran la naturaleza y el alcance del desastre.
A pesar de todo, en las siguientes semanas estos preocupantes fenómenos decrecieron en intensidad hasta desaparecer por completo.
Durante ese año, fue evacuada otra vez, y Perret ayudó a encontrar nuevas zonas para que los vecinos se establecieran.
La excursión para el ascenso al monte parte de Morne Rouge se llama "Monte Pelée desde l´Aileron", puede durar un día o medio (a voluntad del visitante) y permite alcanzar el segundo refugio (llegando a la caldera) o el tercero (hasta el cráter).
Saliendo desde Morne Rouge, discurre por la selva, visitando la propia aldea con una gran vista del monte Pelée.