Monasterio de San Pelayo (Oviedo)

Se cree que el patrocinio del templo es obra de Teresa Ansúrez, viuda del rey Sancho I de León.

Sus reliquias fueron enviadas por los cristianos al norte, lejos de la influencia musulmana.

Primero llegaron a León y en el año 994 pasaron a Oviedo, donde fueron acogidas en este monasterio, que cambió de nombre y adoptó el del joven mártir.

El edificio fue remodelado varias veces, encontrándose en sus cimientos restos románicos de un claustro.

A finales del siglo XVII se vuelve a reedificar el conjunto con traza de Gregorio Roza, Francisco de la Riva y Gaspar Ladrón de Guevara, reconocidos arquitectos que le dan su aspecto actual al conjunto.