Se trata de una abadía territorial latina inmediatamente sujeta a la Santa Sede.
[2] Adjuntos a la abadía hay un seminario y un colegio para unos 360 pupilos que son instruidos en parte por los monjes, que también proporcionan la dirección espiritual de seis conventos de religiosas.
Entre sus alumnos más distinguidos figuran Gall Morel, Franz Fassbind, Philipp Etter, Hans Hürlimann y su hijo Thomas Hürlimann, Bruno Frick y Anatole Taubman.
Este evento fue investigado y confirmado por el papa León VIII y posteriormente ratificado por muchos de sus sucesores, siendo la última ratificación del papa Pío VI en 1793, que confirmó los actos de todos sus predecesores.
La disciplina se redujo ligeramente en el siglo XV y la regla fue relajada, pero Ludovico II, un monje de San Gall, que fue abad de Einsiedeln 1526-1544, logró restaurar la observancia estricta.
Las peregrinaciones constituyeron una de las características sobre las que se celebra principalmente la abadía.
El milenio de san Meinrad se celebró allí con gran esplendor en 1861, así como la del monasterio benedictino en el año 1934.
La gran iglesia ha sido reconstruida varias veces, la última vez por el abad Mauro entre los años 1704 y 1719.
Meinrad (Indiana), y en 1881 éstas formaron la congregación suizo-americana, que en 2013 contaba con 14 monasterios desde Canadá, en el norte, hasta Guatemala, en el sur; diez de ellas fueron fundadas directamente desde Einsiedeln.
En el otoño de 1887, Einsiedeln envió ocho novicios y un monje profesante a Subiaco (Arkansas).
La iglesia abacial, en su forma actual, se inició en 1719 por la voluntad del abad en el momento, Thomas Schenklin, y fue construida según diseño de Caspar Moosbrugger (1656-1723), arquitecto y hermano benedictino.
A poco más de la mitad de la nave, sobre un pilar colocado a la derecha, se muestra un púlpito con un dosel del arquitecto y escultor alemán Egidio Quirino Asam.
Los estucos son en gran parte debidos a Egidio Quirino Asam, cuya obra maestra en esta iglesia es el púlpito, en el que están representados San Juan Bautista, el niño Jesús en el templo y Moisés con la serpiente de bronce.
En la parte superior, bajo el baldquino del púlpito, hay un reloj dorado, coronado por dos cuervos, emblema de san Meinrad.
La escena representa a Cristo descendiendo del cielo acompañado de ángeles y santos que le ofrecen el hábito pontifical.
La Virgen está representada de pie, con el Niño Jesús en sus brazos jugando con un pequeño pájaro.
En la cabeza de la Virgen y del Niño hay dos coronas regias.