Como era costumbre en la época y al tener un nombre no religioso, se puso bajo la advocación de un santo, en este caso San Cayetano.
Las pruebas tuvieron lugar entre los meses de septiembre y noviembre.
Sin embargo, por la noche, los marineros españoles supervivientes cortan los palos de las velas y los echan por la borda, quedando a la deriva y a la merced del temporal que sobrevino después del combate.
El 31 de octubre la fragata HMS Naid incendia los restos del Monarca mediante fuego artillero para que no pudiera volver a ser reutilizado, sin que se hubiera llegado a enarbolar la insignia británica en el buque.
En 1828 se extrajeron restos del pecio mediante una campana de buzo, bajo la dirección de Gregorio Domínguez a bordo del buque Dos Amigos..[3]