[5] Una vez abandonada por el pintor, quien tuvo que vendérsela para pagar sus deudas, fue destinada, de manera discontinua, como residencia de otras familias, por lo que la casa sufrió algunas pequeñas modificaciones, como por ejemplo una nueva distribución del piso y cambios en las aperturas exteriores.
[6] En la segunda mitad del siglo XX quedó abandonada y empezó a degradarse.
En el año 2007, debido al mal estado del edificio, se hundió el techo y las paredes laterales, excepto la fachada oeste, que se había reforzado previamente y que todavía presentaba restos de pintura mural.
Entre 1914 Joaquín Torres García pintó en la sala del tragaluz cuatro murales al fresco considerados la máxima expresión de noucentismo catalán.
En la base de cada uno figuraban unas leyendas en latín que ilustraban el motivo del dibujo.